jueves, 17 de octubre de 2013

Graduación

Mañana me toca sacarme la foto para la orla. Sí, este año me gradúo. Lo sabía antes, pero no era consciente de lo que ello conllevaba. Por alguna razón, el sacarme la foto mañana representa un primer paso visible de un camino que llevo mucho tiempo recorriendo. Un camino intrincado a veces, confuso, largo, pero cómodo. Un camino de cambios y evolución. De buenos momentos y buena compañía.

¿Hacia dónde me dirijo? No tengo la menor idea, y eso me aterroriza. Aunque quizá más que eso, el hecho de que mi camino se separe del de ciertas personas. La certeza de que sigamos andando y charlando animadamente se diluye en el futuro. La realidad empapa la tierra bajo nuestros pies y vemos que no podemos seguir siempre el rumbo que queremos ni seguir siempre a las personas que necesitamos. Tengo claras mis prioridades. Ojalá ellos también puedan seguirme a mí.

La oscuridad se traga el horizonte y mi camino se difumina y confunde con la niebla. La incertidumbre pesa sobre mí espalda como una mochila repleta de libros; es un equipaje que me es imposible dejar atrás. Lo desconocido se cierne sobre todos y cada uno de nosotros, con sus fauces abiertas, ávido de jóvenes con largas vidas por delante.

El futuro. Una simple palabra que encierra tantos matices, tantos abismos que quitan la respiración. Un amigo y un rival, un juego al que hay que aprender a jugar.

Te espera al fondo, como una luz al final de un largo y tenebroso túnel. Así que abres tu mochila y guardas junto a la incertidumbre los recuerdos de esas personas que te irritan y te alegrará no volver a ver, de aquellas con las que no has tenido ocasión de hablar, de los compañeros con los que siempre has querido tener una relación más cercana, de tus amigos. Los ordenas con cariño.

Encaras la oscuridad. Un reloj avanza inexorable en la distancia, recitando una cuenta atrás que marca tus pasos. Respiras hondo y sigues la melodía de la vida, sabiéndote una marioneta en manos de un hábil e ineludible titiritero. No tienes otro remedio.

Y te pierdes en la negrura, te fundes con el mundo. Con la incertidumbre a tu espalda y tus recuerdos aún frescos en la memoria. Con un mundo de posibilidades y a la vez de limitaciones abriéndose a tu paso. Pero tienes algo claro: quieres a tus amigos caminando a tu lado allá donde el futuro decida llevarte.