domingo, 15 de mayo de 2011

500 days of summer.

Da igual cuánto lo pienses, no se convertirá en realidad. A veces nuestra percepción nos juega una mala pasada, y vemos cosas que no existen. Vemos a alguien apropiado, definitivo. Vemos nuestra felicidad. Pensamos que es la persona de nuestra vida, que jamás conoceremos a nadie así. Es especial. Para tí.
Pero da igual cuánto lo pienses. Puede no serlo, puede serlo sólo para tí. Y es entonces cuando el sueño se convierte en pesadilla y el mundo pierde color. Y es entonces cuando te prometes que nunca más volverás a ceder, hasta que cedes. Porque siempre quedará esa extraña percepción unilateral en un rincón de tu mente, susurrándote en momentos de debilidad que nunca es demasiado tarde. Atormentándote. Alimentando tus esperanzas cuando ni siquiera quieres comer.
Da igual cuánto lo pienses. Mientras nadie más entre en tu vida, tu mente no expulsará esa idea vírica susurrante, y en tu cabeza se librará una batalla. Una lucha entre ceder y volver al pasado, a riesgo de no sólo revivir lo bueno sino también lo malo, o de seguir como hasta ahora con una vida ajena pero segura.
No me apetece sufrir. Pero me temo que no hay remedio.

miércoles, 11 de mayo de 2011

Just try not to worry, you'll see them someday

El tiempo pasa más rápido de lo que queremos creer y nos hacemos mayores sin saberlo. Prueba de ello es la universidad, el aumento de responsabilidades con la mayoría de edad, el cambio de aficiones y costumbres, el filtro de amigos que la realidad impone en tu vida de repente...
Pero no merece la pena pensar en ello. No necesitas todo eso. Vale más ver que en la universidad aprenderás cosas interesantes y conocerás gente nueva, que las responsabilidades te alejarán de la adolescencia hacia la madurez, que tus nuevas aficiones son más sanas y productivas que las anteriores, y que lo amigos que no han logrado pasar la prueba de fuego es porque en realidad no se merecían estar en tu lista.
¿Qué más da si nada parece cambiar de un día para otro? Lo importante es que todo cambia al fin y al cabo, sin que nos enteremos. Porque no son los pequeños cambios los que te importan, sino los grandes, que normalmente pasan más desapercibidos. El centrarnos en esperar ciertas cosas de la vida hace que desatendamos lo que verdaderamente importa y por lo que nadie más va a luchar: tú mismo. Tú cambias aunque no lo parezca, y tu vida cambia contigo.
No sé vosotros, pero aunque a veces haya personas que me dan envidia por la vida que llevan, no cambiaría una vida insulsa de felicidad e ignorancia por mi vida de inquitudes y reflexión. Puede que no sea una vida totalmente feliz, pero ¿sabes qué? La felicidad permanente es insana y egoísta, y cuando algo que debe ser extraordinario se hace ordinario pierde la extraordinariedad.