domingo, 7 de abril de 2013

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"No es asunto mío, desde luego - volvió la mano sobre su regazo y contempló fijamente su palma herida -. Usted es libre de no hablar si así lo desea. Pero el silencio no es el entorno natural para las historias; las historias necesitan palabras. Sin ellas palidecen, enferman y mueren, y luego te persiguen - se volvió de nuevo hacia mí -. Créame, Margaret, lo sé.

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