viernes, 19 de noviembre de 2010

Fachada

Hoy me han dicho algo que me ha hecho pensar. Asusto. Puede que sea por cómo visto, por cómo miro, por cómo hablo. No lo sé, pero asusto. Y sí, reconozco que las primeras impresiones conmigo nunca son buenas. Quizás por eso tengo tan pocos amigos. Pero me gustaría que todos entendieran en por qué de mi comportamiento. ¿Qué pretenden las personas que asustan? Pensadlo. Exacto, alejar a los demás. ¿Por qué? Ésta no es una pregunta tan fácil, pero os diré la respuesta: MIEDO. Tengo que reconocer que bajo mi fachada de persona borde y distante se esconde un chiquillo aterrorizado que sólo busca desesperadamente la manera de no pasar por lo mismo que ya pasó.
Miedo a que las personas te hagan daño. Miedo a caer mal. Miedo a ser el bicho raro. Miedo a la traición, al bandono... Son muchos miedos los que sin quererlo me empujan a crear una fachada que aleje de mí a quien no debe estar cerca. Porque mi fachada no es la de una bonita catedral, ni la de un edificio alto y lujoso. Yo no soy así. Mi fachada es la de una casa vieja. Una pequeña cabaña desprovista de belleza y simpatía. Angosta. Lúgubre. Sombría. La mayoría de las personas huyen ante tal espectáculo, corriendo hacia fachadas de catedrales o rascacielos, pero siempre está quien con valor decide adentrarse en la cabaña. Es difícil entrar y pasar la resistente puerta, pero una vez que pasas te encuentras con un lugar acogedor y muy diferente a lo que muestra la fachada. Un lugar tranquilo, cálido, apacible, un lugar donde quedarse.
Hoy confieso esto a los nocturnos de internet, ignorado por completo el miedo a confesar mi debilidad, mandando un grito desesperado para que alguien decida entrar en la cabaña después de tanto tiempo. Puede que la fachada que he ido construyendo como sistema de defensa durante todos estos años sea demasiado para vosotros. Sé que no soy fácil, y que no tengo ningún derecho a pedíroslo. Pero si algún día os sentís solos, extraños, heridos, ahogados... no dudéis en picar a la puerta. Porque podéis hallar un refugio. Y nada me gusta más que un huésped en mi pequeña cabaña abandonada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario