sábado, 13 de noviembre de 2010

Inauguración

Hoy, y como cada uno de los últimos viernes, me aburro. Todos los anteriores he conseguido resistir, pero hoy... hoy no he podido evitarlo. He recordado. He visto fotos, leido escritos, paseado por lugares... ¿pero sabes qué? Con cada recuerdo sólo sentía un pinchazo en el corazón, una pequeña muestra de todo el dolor que durante años me ha acompañado. Y he comprendido todo lo que he pasado y lo que he sufrido. Y me he sorprendido. Mucho. De saber que a pesar de todo, sigo aquí, mirando al mañana y no al ayer.
Es por eso que ver lo que fuerte que me he vuelto me proporciona energía suficiente para confiar en mí mismo y saber que estaré bien. Puede que no todo lo bien que me gustaría, pero bien al fin y al cabo.
Hoy, y a diferencia de todos los anteriores viernes, puedo volver a leer sin que mi mente vague a lugares prohibidos y mis pensamientos vuelvan del destierro.
Hoy, y a diferencia de todos los anteriores viernes, he descubierto que ya no pienso tanto en tí. Y que no eres insustituible.
Así que a partir de hoy, punto y aparte. He comprendido que la felicidad es una esquiva ilusión a la que no debes buscar. Porque es ella quien decide cuándo quiere ser encontrada y cuándo no, y es así cómo en los momentos menos esperados te topas de bruces con ella sin apenas darte cuenta.

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