martes, 15 de marzo de 2011

Under my skin

Y me gusta quedarme un rato más en la cama abrazado a alguien mientras los primeros rayos de sol se cuelan por las rendijas de un sueño hecho realidad, caminar por casa medio desnudo, levantarme de madrugada y asomarme un rato a la ventana para sentir la silencosa tranquilidad nocturna, hacer sonreír, desatar la estrella de rock que llevo dentro cuando estoy solo en casa, jugar a observar a los demás y adivinar qué piensan en cada momento, caminar bajo la lluvia y mirar al cielo mientras noto como la ropa se pega a mi cuerpo y el pelo me cae por la cara, perderme en la montaña para escribir mil historias alternativas en las que decidir cómo ocurren las cosas, comer nieve, quedarme viendo películas o series abrazado a alguien en el sofá hasta quedarme dormido, leer poesía, el arte, el gore, el rock, dar sorpresas, relajarme adoptando hobbies que no son los míos por un rato, el sarcasmo, la cultura, viajar, ir solo al cine de vez en cuando, hacer locuras, los chalecos, las librerías, los idiomas, salir a la calle sin saber dónde voy, correr para liberar energía, cantar como si no hubiera un mañana, las conversaciones filosóficas e interesantes a media noche, buscar caras en las paredes, dejar vagar mi imaginación antes de dormir para saber qué me preocupa o qué ronda mi cabeza sin restricciones... y voy a parar porque el deber universitario me llama.

Estos días me siento mejor, me ayuda sentirme identificado de vez en cuando. Me hace sentir más humano, más cerca de los demás. Menos raro.

Gracias a los lectores, me encanta que opinéis o comentéis lo que os parezca, pero sobre todo saber que a alguien le interesa lo que aquí escribo. Siento todo este rollo sobre mí mismo, pero realmente necesitaba recordarme quién soy; a veces se me olvida.
De verdad, gracias.

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