miércoles, 29 de diciembre de 2010

Día sensible

Hace dos días fue mi cumpleaños. Creo que no recuerdo un año más solitario que este. Todos me preguntan si me siento diferente con 18 años. ¿La verdad? No. Sigo siendo la misma persona. Ahora puedo sacarme el carné de conducir, o administrar mi propio dinero, o decir que soy universitario y que me crean... pero yo, mi personalidad, está intacta. Más adulta y resistente, pero no es por cumplir años... Es por la cantidad de experiencias que llevo acumulando en mi vida, que aunque breve, ya me ha dado todo lo necesario para obligarme a madurar antes de tiempo. Y de hecho, no debería sorprenderme que este año fuese el más solitario. Crecer significa eso, aceptar que las personas que siempre han estado a tu lado no lo estarán siempre, y que no puedes depender de ellas por siempre.
Quizá por eso intento acercarme a tí, porque pareces semejante a mí, porque mi cerebro se ha encaprichado contigo, por conocer gente nueva, por verte esperando que nunca tengas que salir de mi vida y poder depender de tí por siempre.
Sí, sí, lo sé. Había dicho que estaba creciendo y que había aprendido ciertas cosas. Pero lo siento, de vez en cuando no puedo evitar dejar salir al niño en mi interior, ese diecisieteañero ilusionado y alocado que aún anhela sonreír por nada y ansía volver a verte, aunque tú ni siquiera te lo imagines.

No hay comentarios:

Publicar un comentario